Monterrey se ha
convertido en una ciudad de plástico (citando al poeta de la salsa Rubén
Blades). Una ciudad donde reina la apariencia, donde todos alzan la bandera de
la ostentación y son fervientes seguidores de la sección de sociales. Una
ciudad gris que ante la ilusión del progreso gasta sus recursos en una
urbanización descontrolada (con sus columnas de cieno y periferias marginadas),
un consumismo feroz y un índice de desigualdad en ascenso. Lo anterior
desemboca en un Monterrey cada vez menos humano.
Ante tan caótico
panorama, una nueva luz comienza a brillar con más intensidad. Poco a poco se
empieza a tomar conciencia de lo poco viable de la situación actual y nuevas
propuestas comienzan a surgir. Y es precisamente de una de ellas de las que les
vengo a hablar hoy.
Ubicado en el centro de
la ciudad, Hidalgo 433 Oriente (atrás del Hotel Ancira a un lado del Vip´s), El
Cafelito tiene como principal objetivo acercar la cultura del café a sus
clientes. Propósito que Edgar y Mariana (socios del café) se muestran gustosos
de cumplir.
Cuando me platicaban
sobre el proyecto, de pronto la conversación se tornó en una cátedra sobre el
café: desde el origen de su producto (Chiapas y Veracruz), que pertenece a una
denominación de altura (1,200msnm), de un tostado medio, la importancia de
realizar correctamente cada paso durante la extracción del café (todas sus
bebidas son en base a espresso), el tiempo de vida (20 min) una vez preparada
la bebida, etc, etc,… ambos demuestran un dominio pleno en el tema que les
compete (así que este seguro que le darán la mejor introducción al mundo del
café).
Aunado a esto el servicio
es excelente. Siempre al tanto del cliente resolviendo dudas y procurando que
se lleven la mejor experiencia del lugar. Esto se ve reflejado en la
regularidad de sus clientes. El Cafelito ha tenido la fuerza para generar una
comunidad de consumidores frecuentes. Personas que trabajan o viven por la
zona, algún paseante perdido o todo el repertorio de dramaturgos, músicos,
pintores y escritores locales (tuve la suerte de conocer al escritor español
Miguel Carmena), todos ellos conforman a la familia de El Cafelito.
Para cerrar la entrada
cabe destacar que pertenecen al movimiento de Café Pendiente, iniciativa donde
usted puede dejar pagado un café para que alguien sin posibilidad de adquirirlo
pueda disfrutar un buen café. Una forma muy sencilla y nada costosa de darle la
mano a quien lo necesita (y que como sociedad ejercita nuestro lado humano y
solidario).
Sin duda El Cafelito Monterrey
es lugar que le hacía falta al centro de la ciudad. Un café sencillo, que se
muestra honesto hacia su producto. Cualidad que permite un mayor goce de las cualidades del café y que nos asegura estar consumiendo lo mejor que puede ofrecer.
Javier Salazar
Nota final: Para cualquier comentario, aclaración, sugerencia, duda, pregunta o trauma psicológico pueden contactarme en: hedonismoculinario@gmail.com .... Será de mucha ayuda para poder hacer crecer el contenido de este blog y así brindarles un mejor servicio.